Ni lógica ni procedimiento, ante
eso tan solo queda el sentimiento. La esfera de seguridad no especificada que
tenemos todos los seres humanos guardados, aquel éxtasis precavido que dejamos
que fluya solo en ambientes en total armonía con nuestra personalidad.
- Dejamos entrar todas aquellas señales que rechazábamos, nos
embriagamos bajo la música sideral que nuestra propia cabeza emplea para
relajarnos.
Tomamos aire, miramos, nos
centramos y en menos de un instante recordamos lo que es estar vivo, lo que es
sentir sin ser precavido. Las auras interiores de nosotros desvelan las
intenciones a cada compás ardiente que pasa… Segundos… Minutos… Manillas del
reloj que no paran quietas, y es que para nosotros, ya ni cuentan.
- Ahora es el momento, empléalo, aprovéchalo. Ante todo no olvides que
es casi un instante, un respiro doloroso que te quita la vida para engalanarte de
de todo aquello menos de metodología.
Continuamos… nos sublevamos, como
salvajes intérpretes que prefieren dejarse la piel al escenario, antes de otra
noche aburrida tras bambalinas, así es el éxtasis ambicioso, la brutalidad pura
de algo muy interior y rezagado. Aunque nunca olvides… SOLO DURA UN INSTANTE.
- Ahora admítelo ante mi, lector, tú también deseas que te ataque
fugazmente.
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