lunes, 12 de noviembre de 2012

Para reflexionar

Es cierto que la vida por mucho que avance, las generaciones prosperen o se vayan a pique, y la sociedad "aprenda" de hechos pasados, la situación es tremendamente similar, y lo será, al menos la mayoría de las veces que, si pudieramos, levantásemos la cabeza de nuestra tumba una vez muertos. La visión de las cosas generalmente cambia, condenándonos en la actualidad a una falta de orden en cuanto a valores, a la predominación del "yo" por delante de cualquier cosa, pasando de llamar de usted a nuestros padres a insultarlos, pasando de llevar ropa que nos tapa hasta los tobillos a ropa que tapa pocos centímetros de nuestra piel, pasando de no hablar de nada por tabú a hablar de todo con las palabras más malsonantes habidas y por haber. Eso, y muchas cosas más, por supuesto también positivas, aunque en este caso no vayan por ahí los tiros.
Dejando de lado la sociedad a nivel individual, a nivel colectivo, o hasta a nivel de estratos (aunque creamos que eso quedó muy atrás), vivimos en un mundo conformado por normas con las que ni siquiera estamos de acuerdo. Quiero decir, a nadie le gusta levantarse a las 6 de la mañana, pero sabemos que nos beneficiará más levantarnos a esa hora que establecer un mínimo a las 10 de la mañana. No me refiero a cosas tan banales (nunca de manera despectiva), me refiero a lo que toda la vida ha existido: "el que manda y el mandado". Esa estructura puede beneficiarnos a las dos partes si se sabe establecer bien. Todos necesitamos algo, todos necesitamos que alguien nos lo haga, todos necesitamos hacer otras cosas para otras personas. Es una retroalimentación, pero cuando eso nos lleva a un círculo vicioso en el que el que manda acaba dictando las normas a su antojo, imponiéndose ante ti, etc., la cosa cambia. Podrá aplicarse a todas, muchas, pocas... situaciones en la vida, pero quizás si comparto con vosotros este pequeño fragmento de Miguel de Unamuno, entenderéis a lo que me refiero.

Es el nuestro un pueblo que razona poco, porque le han forzado a raciocinar con exceso, o a tomar lo por otros raciocinado, a vivir de préstamo con pocas ideas, y ellas, escuetas y perfiladas a buril, esquinosas ideas hechas para la discusión, escolásticas, sombras de mediodía meridional.
                                                                            La ideocracia
(1900)

Lo más difícil es decidir salir de ese círculo vicioso, que al fin y al cabo, a nivel individual será mucho para nosotros pero nada para la sociedad. No nos hacemos ningún favor. Ya no es simplemente "el que manda y el mandado". Es un etiquetado constante de las cosas que nos hacen seguir el río, un río artificial que alguien se ha dedicado a construir en su propio beneficio. Todo está definido, "etiquetado". Estamos programados para seguir a políticos corruptos, comprar productos innecesarios, escuchar música repetitiva… "Es el nuestro un pueblo que razona poco, porque le han forzado a raciocinar con exceso, o a tomar lo por otros raciocinado, a vivir de préstamo con pocas ideas  [...]" Al fin y al cabo, "ideas hechas para la discusión". El fragmento de Unamuno es de 1900. 112 años, ni más ni menos.

Estamos muy lejos de sociedades utópicas. Como ya he dicho, que haya un mandado y otro que mande no tiene por qué ser negativo, pero dista muy lejos de la manipulación, seguir ideas preestablecidas, de, de, y de... El tiburón y el pez siguen existiendo, y no solo en la mar.

S

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